Por: Edwin C. Rivera Manso
Hace una semana, en uno de esos largos días de vuelo, luego de un seminario de planificación estratégica en EEUU, lancé a mis redes sociales la siguiente interrogante:
¿Porqué será que somos tan BUENOS empleados para los sueños de otros y tan DEFICIENTES para emprender los nuestros? #HomeBaseBusinessCoaching
De forma inmediata, muchos de nuestros amigos y seguidores en las redes comenzaron a comentar e interaccionar sobre el tema. Acto seguido, me detuve en el aeropuerto de Atlanta y grabé este corto video, con la promesa de una serie de columnas y reflexiones a este fin, que hoy comparto con ustedes en este blog.
Al parecer, el sentir mayoritario de los que se expresaron, mostraron estar de acuerdo a este fenómeno. Podemos ser implacables, extraordinariamente dedicados. Más que excelentes; más que tenaces en el esfuerzo y responsabilidad que brindamos al cumplir con aquellas obligaciones que tiene que ver con alguien mas, principalmente para nuestro TRABAJO, pero NO para nuestros propios proyectos.
“Dándole cráneo al tema”, comento en el video que esto se debe principalmente a una razón: hemos sido educados para pensar laboralmente, esto es, como empleados y no necesariamente como empresarios. En nuestra sociedad todavía la AUTOGESTIÓN y el EMPRESRISMO son en algunos casos palabras ESCALOFRIANTES y que provocan RESISTENCIA.
Durante la mayor parte de mi tiempo profesional, he trabajado por cuenta propia. He emprendido desde muy joven. Aun en el caso donde he estado técnicamente en tareas asalariadas, como por ejemplo haberme desempeñado en área ministerial como pastor (sirviendo en un puesto en la empleomanía de una entidad eclesiástica), siempre he mantenido proyectos empresariales de manera simultánea. Y a estas alturas del juego, con sinceridad, ya no sabría cómo hacerlo de otra manera. La libertad creativa, la optimización de tiempo, el aumento de la productividad entre otras bondades que ofrece la autogestión, nos resultan imprescindibles en nuestro modus vivendi.
Pero, ¿por qué pasa este fenómeno? ¿Por qué en vez de preferir lo ‘nuestro’, trabajamos pa’l inglés? Y cuando uso la expresión pa’l inglés, es una expresión de nuestro país para hablar del trabajo para el patrono, que en nuestro contexto social es el ‘americano’. Esto es, quien se lleva el beneficio de nuestra productividad.
Resulta tan frustrante, ¿por qué preferimos abandonar nuestras metas, sueños y proyectos para construir los de alguien más?
No me mal entienda, no hay nada indigno en el trabajo asalariado. Para mí el trabajo es honra. Mi problema es cuando preferimos renunciar a nuestras metas y sueños, a nuestro deseo honesto de emprender solo por temor. Y dejamos morir lo que pudo ser exitoso, por inercia, pereza y al fin y a la postre, por miedo.
Me limitaré a esbozar 3 factores o causas a este fenómeno. El Síndrome del Pensamiento de Servidumbre puede deberse a:
- Las presuposiciones de nuestros padres
Nuestros padres se educaron en las presuposiciones de un mundo que ya no existe. Antes nos dijeron: Ve a la escuela, edúcate cuanto más puedas, pensando en grados universitarios hasta niveles pos doctorales de ser posible. Esto nos llevaría a la cuna del éxito. Encontraríamos una compañía que querría emplearnos por 40 años. Llegaríamos a la cima de nuestro ‘seniority’ y entonces podríamos retirarnos con beneficios suficientes para acogernos a una feliz jubilación. ¿La escuchó usted también?
Esa historia alguna vez, tal vez fue cierta, pero ya es una quimera de un pasado glorioso que no volverá. Hoy vivimos en un nuevo modelo económico. Hoy vivimos en una economía de conocimiento, de libre empresa, de una aldea global, de redes sociales donde los consumidores y productores tienen medios alternos y dinámicos para encontrarse, lo que ha creado nuevos mercados y modelos económicos. Ese dinamismo y esa complejidad en corto tiempo, ha hecho que las seguridades de aquellos modelos con los que nos criaron, ya sean solo cosa del pasado.
Pero esta realidad intimida a muchos y los acoge a la negación. Y quienes no se aquilatan a estos cambios no se dan cuenta que se hacen obsoletos a un mundo económico acelerado y cambiante.
- La educación de servidumbre
No es un detalle menos cierto o conocido, que fuimos educados no para emprender sino para obedecer. No para producir sino para seguir a otros. Creo que si no tuvimos un trasfondo empresarial en nuestras familias (como en mi caso), nos prepararon para ser excelentes empleados. No faltar, dar la milla extra y no correrse el riesgo de pasar a ser desempleados.
Esto acumuló en nosotros mucho temor. La dependencia a un ingreso fijo, de ciclos quincenales hace que, aunque la gente pudiera ganar y aspirar a mas, permanezca en la ‘seguridad’ que le provee tener un empleo. Desde la revolución industrial, los modelos educativos han sido promovidos para convertir a los educandos en buenos empleados. Siempre batallamos con nuestra formación y con estas ideas a la hora de emprender. En el fondo de esa lucha, está toda esa socialización escolar y los metarelatos de las presuposiciones de nuestros padres y abuelos.
- Falta de Agallas
Nos mata esa lógica de la ‘seguridad’. Como si tal ‘seguridad’ en el mundo de hoy fuera una garantía de algo. Todas las ideas que un día nos dijeron que serían cosas que el que dejaba un empleo ‘seguro’ en el gobierno enfrentaría: falta de solvencia económica, falta de seguridad social para el futuro, falta de beneficios marginales y de salud… son las que ahora enfrentan, los mismo que trabajaron años por dicha ‘seguridad’.
Aunque las oportunidades están alrededor nuestro, muchas veces nos faltan las agallas para lanzarnos de lleno a la tarea de emprender.
Este artículo no pretende ser exhaustivo, sino aportar mis “dos centavos” de insumo de este trayecto empresarial de los pasados 17 años.
Finalmente, le exhorto a pensar más en sus habilidades, en sus sueños y en las oportunidades alrededor de usted, que solo concentrarse como veintiúnica estrategia, a llevar resumes. Hoy se levanta en medio de nuestro país y economía maltrecha una raza poco común, que prefiere salir a repartir volantes de sus sueños, que a repartir curriculums de sus habilidades. Nuestra economía necesita, hoy más que nunca un movimiento empresarial entusiasta.
Un cambio de paradigma es urgente en esta nueva economía para que nuestro país eche pa’lante. No podemos seguir pensando en un gobierno gigante y todo poderoso que resuelva las crisis de los ciudadanos. Sino, más ciudadanosque creemos el bienestar y beneficio económico que nuestro pueblo y país desesperadamente necesitan.
Edwin C. Rivera Manso es el presidente de A Otro Nivel Ministries. Es conferencista internacional en temas de liderazgo y desarrollo personal. Es autor de múltiples libros en dichos temas de interés. Además de compartir en medios radiales y televisivos su insumo en torno al crecimiento personal y emprendimiento. Lidera junto a Héctor Millán A Otro Nivel Enterprises, compañía líder en su natal Puerto Rico por más de 17 años en consultoría empresarial en el tema del liderazgo. Felizmente casado con la Dra. Joanic Santos junto a quien capacita internacionalmente y desarrolla su ministerio.
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